José Canseco*. Un reciente estudio de Microsoft y Carnegie Mellon lanza una advertencia inquietante: apoyarnos demasiado en la inteligencia artificial generativa puede estar debilitando nuestras habilidades de pensamiento crítico.
El informe destaca que cada vez más profesionales asumen como correctas estas respuestas de la IA, sin cuestionarlas. Este fenómeno, conocido como “descarga cognitiva”, cambia nuestro rol: dejamos de hacer para simplemente supervisar.
Pero supervisar no es lo mismo que liderar. No nos engañemos, es probable que no nos aporte decisiones bajo una visión y perspectiva aventajada. Es más, es probable que esas decisiones supervisadas sean simplemente “promedio”.
La formación ejecutiva como alternativa
En un entorno donde la tecnología avanza más rápido que nunca, la diferencia entre liderar o “ir a remolque” puede estar en cómo cultivamos nuestras propias capacidades.
La formación ejecutiva surge aquí no solo como una herramienta, sino como una experiencia transformadora. No se trata únicamente de aprender a liderar, sino de replantear cómo pensamos, decidimos y actuamos en un mundo global y tecnológico.
Programas como los de Harvard que se centran en construir los líderes del futuro o del MIT Sloan, que combinan estrategias de liderazgo con modelos de negocio altamente disruptivos, son la clara tendencia. No solo preparan a los líderes del futuro: moldean nuevas formas de interpretar la realidad, de anticiparse, de crear impacto.
Pero no solo eso, la formación ejecutiva también impulsa una transformación personal. Esto requiere cambios profundos en nuestra mentalidad y comportamientos concretos, así como la capacidad para inspirar a los equipos y a otros líderes.
En un entorno donde la disrupción tecnológica redefine constantemente las reglas del juego, la formación ejecutiva ofrece una ventaja competitiva única, que también desempeña un papel crucial en la creación de una cultura organizativa orientada a la innovación. Y es que la formación ejecutiva no solo beneficia a los profesionales, sino que su impacto se extiende a toda la empresa. Según diversos estudios, las organizaciones que invierten en este tipo de formación tienen un 49% más de probabilidades de superar a sus competidores (Psico-smart benchmark).
Otro aspecto clave es el acceso a redes globales y de alto impacto. La interacción con expertos, líderes empresariales y directivos internacionales, amplían perspectivas y fomentan la colaboración sin fronteras, ayudando a los líderes a anticiparse a tendencias del mercado y a aprovechar oportunidades emergentes.
En resumen, al integrar programas ejecutivos avanzados que combinan liderazgo estratégico e innovación, las empresas pueden construir una base sólida para adelantarse a aquellos factores que serán clave para el éxito futuro.
Executive training to scale up your career
Y ¿por qué tantos ejecutivos y profesionales participan en estos programas? Sirva como ejemplo que los profesionales inmersos en estos programas se benefician de una gran aceleración en sus carreras profesionales, además de incrementos retributivos a los pocos años de terminar estos programas. Incrementos que van desde el 50% y al 110% de la retribución total anterior a la participación en el programa ejecutivo (datos para Harvard y MIT, facilitados por accessmba.com).
Pero la realidad es que no es sencillo participar en estos programas. Además de disponer del dinero necesario, la tasa de aceptación puede variar entre un 9,2% en el caso de la Harvard Business School, un 3,7% en el caso de la Harvard University, o un 15% en el caso específico del MBA MIT Sloan 2025, en línea con el resto de las instituciones de la llamada IVY League (datos proporcionados por The University Network).
Está claro que no es facil y que hay pocas alternativas que reúnan el propósito y enfoque que comentamos, un ecosistema que te sumerge y te transforma. Pero la búsqueda tiene recompensa.
*José Canseco es CEO de executivescaleup.com