Ribera acusa a Imaz, CEO de Repsol, de ‘negacionismo’ climático por su postura en política energética
Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, se caracteriza por ser una 'negacionista' de todas las energías que no sean renovables, incluida la nuclear que no tiene gases de efecto invernadero.

Ribera acusa a Imaz, CEO de Repsol, de ‘negacionismo’ climático por su postura en política energética

19 enero, 2024
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Actualizado: 19 enero, 2024 18:05
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La vicepresidenta tercera de España y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha acusado este jueves al consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, de promover el «negacionismo» climático con sus comentarios en el Foro de Davos sobre las políticas energéticas europeas.

La ministra ha abierto así un pulso con la multinacional española al declarar que el directivo está «interesado en generar una reacción contra las políticas de lucha contra el cambio climático» a través de un mensaje que ha tachado de populista.

Es «una manera clásica de negacionismo y retardismo», ha agregado en una entrevista con La Sexta la ministra, que ha dicho sentirse decepcionada con el discurso de Imaz en la cumbre de líderes y empresarios mundiales.

En ese foro, el CEO de Repsol ha sostenido que Europa está fallando en su estrategia energética al haberse centrado en descarbonizar, olvidando otros objetivos, como el concepto de que la energía sea asequible.

Según Ribera, Josu Jon Imaz, el CEO de Repsol es «una manera clásica de negacionismo y retardismo»

En muchas regiones de Europa hay industrias, como el sector del cemento, el papelero, el siderúrgico y el químico, que no pueden afrontar el coste de la energía, lo que amenaza al mercado laboral, ha dicho Imaz, que ha alertado de las consecuencias de afrontar la transición energética con un «enfoque ideológico».

Ribera, por su parte, ha declarado que el consejero delegado de Repsol «hace un uso perverso de la información».

«Sabe que debemos desconectarnos de los combustibles fósiles y hasta doscientos países, incluidos los grandes productores y, por supuesto, los grandes consumidores de energía en el mundo, han llegado a esa misma conclusión en al COP del clima de Dubái», ha afirmado.

Por su parte, el CEO de Repsol sostiene que en los últimos años en Europa se ha estado muy centrado en descarbonizar, olvidando el resto de objetivos que debe tener una política energética, lo que ha tenido consecuencias, por ejemplo la mayor dependencia de otros países como Rusia.

También ha señalado que se ha olvidado el concepto de que la energía sea asequible y en los últimos dos años las familias europeas han sufrido para pagar las facturas energéticas, habiendo algunas que no podían pagarlas.

Asimismo, ha dicho que, en muchas regiones de Europa, industrias, como las del sector cementero, papelero, siderúrgico o químico, no pueden afrontar el coste de la energía y los empleos industriales se ven amenazados.

Para Imaz la política europea ha disparado el precio del gas que se ha duplicado o triplicado en el mundo, lo que ha obligado a muchos países a volver al carbón

Imaz ha indicado que otra de las consecuencias es que el precio del gas se ha duplicado o triplicado en el mundo, pues desde Europa se ha empezado a comprar gas natural en todas partes, incrementando su precio, lo que hace imposible para muchos países adquirirlo, con lo que usan el carbón, y después de un año han aumentado drásticamente las emisiones de CO2 en el mundo.

Imaz, que ha insistido en las consecuencias que tiene un «enfoque ideológico» de la transición energética, ha explicado que la electrificación es una parte importante de ella, pero no todo.

Ha señalado que hay algunos sectores, como el transporte aéreo, el marítimo y muchas industrias, que no pueden encontrar en la electricidad la vía para su descarbonización y por eso hay que producir ecocombustibles o combustibles sostenibles.

En este sentido, ha dicho que Repsol ha invertido mucho en sus refinerías y cada vez está introduciendo más como materia prima para producir combustibles aceites vegetales, reciclados o grasas animales.

Sin embargo, ha afirmado que las refinerías están fuera de la taxonomía europea (el sistema de la UE que clasifica si una actividad puede considerarse sostenible o verde).

Lo que se necesita es una transición basada en las capacidades industriales y tecnológicas que tiene Europa, defiende Imaz

Imaz ha alertado del riesgo de que estas políticas de descarbonización exporten empleos y emisiones fuera de la UE, y ha añadido que lo que se necesita es una transición basada en las capacidades industriales y tecnológicas que tiene Europa, al tiempo que ha manifestado que hay que buscar la manera más barata y eficiente de lograr el objetivo de la transición.

Ha recordado que Repsol pondrá en funcionamiento este mes una planta de biocombustibles avanzados en Cartagena (Murcia), en la que comenzará a producir 250.000 toneladas de combustibles renovables a partir de residuos.

El consejero delegado de Repsol ha explicado que, en términos de reducción de CO2, esta planta equivale a 400.000 vehículos eléctricos, que tendrían un coste de 4.000 millones de euros para los contribuyentes españoles.

Ha añadido que, probablemente, el vehículo eléctrico será la mejor opción en muchos lugares, pero no para todos y ha manifestado que hay que repensar el concepto de financiación sostenible, pues puede que la imposibilidad de determinados países para financiarse, por ejemplo, una planta de gas, acaben acudiendo al carbón para producir energía, con el consiguiente incremento de las emisiones de CO2 en el mundo. 

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