El cáncer de la corrupción

El cáncer de la corrupción

19 octubre, 2016
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Actualizado: 19 octubre, 2016 18:22
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La corrupción de los funcionarios públicos

La organización «Transparency International» publica regularmente el rango de corrupción de casi todos los países del mundo. Excepto Suiza y países nórdicos, donde es muy baja, ningún país se salva de esta lacra, que adquiere perfiles catastróficos en África, Asia, América Latina y no pocos países europeos. No se salva ni USA ni Alemania. Cuanto más rico y culto es el país, su corrupción -aunque sea menor- es más sutil y sofisticada: en vez de robarse dineropor ejemplo, mediante porcentajes sobre la adjudicación de compras del Estado, la corrupción ´soft ´ puede consistir en el juego de influencias para lograr cargos académicos o en las empresas autárquicas del Estado, en el tráfico de información privilegiada, en favoritismos encubiertos etc.

Al final de la lista negra de los 176 países de «Transparency International» figura Afganistán, Corea del Norte y Somalia. Suiza está muy arriba, en el sexto rango, Alemania en el décimo tercero, USA en el decimonoveno y Francia en el rango 22. Luego está Italia en el rango 42, España y Portugal en el ´campo medio´, por encima de los países del Europa del Este. Muy abajo está Colombia y Grecia. Las formas de corrupción llegan en algunos Estados hasta la conspiración criminal, por ejemplo, en el tráfico de drogas y en la compra de jueces. Una forma de corrupción es no querer verla, que es lo que quizás pasa en la Unión Europea, en relación al reparto de las subvenciones que otorga a los Estados más necesitados de ayuda. ¿Podría ser verdad lo que piensan algunos, que confiar grandes fondos al Estado para su reparto, es el modo cómo la UE compra la anuencia de los gobernantes, para que apoyen siempre sus iniciativas y decisiones?

Lo que más indigna al ciudadano es que en vez de cortarse la corrupción, el Estado se empeña en imponer continuamente nuevos impuestos para poder reponer, en primer lugar, lo que se lleva el robo del dinero de todos, y sólo después se destina la recaudación fiscal a prestaciones para los ciudadanos. Y esto con una carga fiscal media en la OCDE del 48%. Así, el Estado se degenera hacia una burocracia formalmente democrática que se aparta cada vez más del afán de servir a los ciudadanos y se convierte en fin para sí mismo. Cuando además este degeneramiento se apoya en una ideología –como la del Nacismo, el Comunismo, el Populismo etc.- , el Estado se convierte en un monstruo que termina por matar a mucha gente, persiguiendo fines absurdos y sojuzgantes de la libertad y de los derechos humanos.

Para comprender la corrupción hay que admitir que en todos los hombres hay una tendencia al mal. En virtud de su alta perfección como ser racional y libre, se abre ante él el camino de la virtud y del bien, o el de los vicios y del mal. Algunos animales matan para comer, pero sólo lo suficiente para saciar su hambre. Ningún animal es capaz de acopiar en este sentido reservas, porque el vicio de la codicia sólo es posible en el hombre. De lo contrario no habría ese maravilloso equilibrio en la naturaleza, porque todo se hundiría, hasta que al final, ni el león, ni el tiburón podrían sobrevivir porque no habría reproducción y nueva vida. Pero el hombre tantas veces no se contenta con lo que tiene.

Por tanto pregunto a los lectores: ¿De donde viene ese ´chip´ o inclinación al mal en el hombre?,que suele tener más fuerza que la inclinación al bien, si el individuo no ha recibido una formación de su conciencia. ¿Porqué ninguna ciencia ha sabido explicar esto racionalmente? Este problema no deja de ofrecer rasgos misteriosos. Casi todas las religiones tienen todo tipo de prácticas y ritos purificatorios del mal en el hombre. Parece que la revelación judeo-cristiana es la que más acertadamente ha identificado y explicado el origen de esta inclinación al mal, como consecuencia del pecado original.

La corrupción del ciudadano

En este punto ¿no tendríamos que preguntarnos si acaso también nosotros, en el 2015 en Europa, no tenemos lavado el cerebro en clave materialista, porque perseguimos sobre todo el placer y la exaltación del propio ego? Hay que tener en cuenta de que estamos sumergidos en un mundo que presenta, representa y exalta el ego, el sexo, el placer, la salud y la fuerza física en una forma como casi nunca se ha visto antes, lo cual fomenta la inmoralidad. Los mass media difunden y potencian esta exaltación de valores falsos, hasta que el final, el hombre que viva sólo para su familia y sus hijos resulta para muchos un extraterrestre. Menos mal que quedan todavía muchísimo «raros» de este tipo, que son los que sostienen la buena marcha de todo y, sobre todo, aseguran el nacimiento de personas equilibradas, que a la larga son los que se impondrán y liderarán una sociedad en la que van aumentando los casos sociales permanentes (drogadictos, alcohólicos, holgazanes profundos, psicópatas y amargados), debido a la poca estabilidad de la familia, ocasionando enormes gastos sociales al Estado.

Recuerdo a este propósito lo que ocurrió en un supermercado en Zúrich, en donde la esposa de un amigo mío estaba de compras con un montón de hijos. Una señora mayor le echó una mirada despectiva diciéndole que eso era una irresponsabilidad social. La madre se plantó delante de ella y le dijo en voz alta, como para que todos lo oigan: «Señora, cuando Ud. sea muy vieja, mis hijos le darán de comer». A esto todo el mundo miró al otro lado como si nada hubiese oído.

El despilfarro del aparato burocrático

Pero volvamos a nuestro tema. La excesiva burocracia favorece la corrupción. En este sentido, un ejemplo entre muchos es España, donde las funciones públicas están organizadas a nivel nacional, regional y comunal. Y al lado de su enorme costo, está el problema del despilfarro. Todas las autoridades científicas en la materia coinciden en que cualquier asunto que hace el Estado resulta siempre más caro que si lo hiciese el sector privado. Esto está dando lugar, sobre todo en USA e Inglaterra, a privatizaciones de funciones que por su propia naturaleza no tiene porqué llevarlas directamente el Estado, como cárceles, colegios, escuelas, ferrocarriles, líneas aéreas, energía y gas, atención a la salud, fondo de pensiones, recogida de basuras etc. Al concesionar estos sectores a empresas privadas, el Estado sólo tiene que exigir unas condiciones y garantías mínimas.

Se dice que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Ciertamente, esto suena cruel e injusto, pero en el fondo tiene algo de verdad, porque al fin de cuentas los funcionarios públicos se portan éticamente como todos los demás ciudadanos, con la diferencia de estar en ocasión fácil y tentadora de enriquecerse injustamente.

Las formas de corrupción

Las formas de corrupción son muy variadas. Recuerdo que en los anos sesenta, durante mi carrera de Derecho en Asunción, Paraguay, trabajaba como el secretario personal de un alto funcionario alemán, que tenía la misión de adjudicar a empresarios una ayuda del Estado Alemán a la pequeña y mediana industria. Una vez vino a verme un interesado en obtener una financiación importante. Tenía el prejuicio de que tenía que sobornarme con todo tipo de ofertas como viajes en su avión, fiestas, juergas y dinero etc. Ante mi negativa se me acercó y me dijo casi al oído: «Pero Sr. Kopa, ¿acaso todos no tenemos nuestro precio? ¿Cuál es el suyo?»

Las formas más burdas de corrupción, como las hay todavía en no pocos países menos avanzados, es meter la mano en la caja del Gobierno para repartir entre unos pocos, que luego lo sacan del país. Esta forma corresponde a una mentalidad de cacique, que se considera dueño absoluto de vida y hacienda de sus súbditos. Por ejemplo, en Nigeria, desde 1960 hasta 1999 han desaparecido del Estado Nigeriano 400 mil millones de USD. Y una investigación de la Universidad de Massachusetts ha descubierto que entre el ano 1970 y 1996, la fuga de capitales en los países subsaharianos – los más pobres del mundo- ha sido de 187 mil millones de USD. En ambos casos era el dinero procedente de la venta de petróleo o de otras riquezas naturales.

Durante décadas, en los medios se culpaba a los países ricos de la pobreza de los países en África, Asia e Hispanoamérica, debido a su colonialismo económico. Pero la causa principal de esa pobreza ha sido siempre la corrupción del propio gobierno, dejando en la miseria a la propia gente, no queriendo crear condiciones legales estables para atraer la inversión extranjera. Recuerdo cómo en el Paraguay, donde viví desde mis tres hasta mis veinticinco anos de edad, nunca había dinero del Estado para asegurar un desarrollo mínimo del país debido a la gran corrupción de los gobernantes. Pero últimamente esto a cambiado para mejor.

En los últimos anos estamos viendo, horrorizados, cómo la incapacidad de gobiernos del Oriente Medio y de Africa lleva a cientos de miles a emigrar en barcas miserables a tierras y países donde esperan un futuro mejor. Y los gansters que organizan la travesía cobran a cada uno miles de dólares, con el agravante de que tantas veces hacen que la barca no pueda llegar a su destino, lo cual está suponiendo una siembra de cadáveres en el mar y un crimen que clama al cielo.

La corrupción es a la vez corrompedora. La ley no escrita que ´regula´ estas maniobras es la de hoy tú, mañana yo´. En mi vida profesional conocí casos en que personas honradas, incorruptibles, que en vez de ser estimadas por no querer cooperar en el mal fueron destituidas de su cargo público. En esta situación, no pocas veces el hombre honrado pasa a ser el indeseable, el tonto entre los gánsters políticos, quien, al no tener tantas veces apoyo en la ciudadanía, es un gran valor humano y político que se expulsa de las funciones públicas.

¿Cómo cobra el gobernante corrupto? En Chequia, en los últimos anos la Policía cogió a varios ´con las manos en la masa´. Pero lo ´prudente´ es recibir el dinero en una cuenta bancaria fuera del país, o, en casos de menor cuantía, la corrupción puede consistir en el pago de unas vacaciones caras, o en la compra de una casa muy por debajo de su precio de mercado etc. Menos mal que el Gobierno en Chequia está combatiendo la lacra de la corrupción. La gente de la calle le sabe sacar a esto una punta humorística diciendo que el kilómetro de autopista checa cuesta el doble que en Alemania y dura la mitad.

Finalmente hay que decir, que el empresario que sufre pasivamente la corrupción, aceptando a pagar su precio, probablemente no cometería un acto reprobable si de otra manera no pudiese mantener a flote su empresa y el trabajo de sus empleados. Además, cuando se sabe que una parte importante de los competidores están también dispuestos a pagar, o incluso han cometido la barrabasada de tomar la iniciativa para comprar de antemano una decisión del funcionario público, la cosa se complica aún más. Aquí sólo cabe hacer un juicio ante el caso concreto.

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