Pulso Geopolítico: ¿Cómo será el gobierno de Trump a menos de 15 días para su toma de posesión? 08/01/2025
Las recientes amenazas de Donald Trump de recuperar el control del Canal de Panamá por la fuerza y de exigir la cesión de Groenlandia por parte de Dinamarca han generado una fuerte repercusión en el ámbito geopolítico global. Si bien ambas declaraciones pueden ser consideradas como salidas de tono o propuestas más vinculadas al estilo provocador del expresidente, también abren un debate importante sobre las dinámicas de poder, los intereses estratégicos y las relaciones internacionales en un contexto en el que el liderazgo de Estados Unidos podría adoptar un carácter más autoritario y confrontacional. En este texto, se explorarán las posibles consecuencias de estas iniciativas, tanto para las relaciones entre Estados Unidos y los países directamente involucrados, como para la arquitectura de seguridad y diplomacia internacional.
El Canal de Panamá ha sido históricamente un punto neurálgico para el comercio mundial y, por ende, un eje estratégico en la política de poder global. Es cierto que, tras su traspaso a Panamá en 1999, bajo los términos del Tratado Torrijos-Carter, muchos consideraron que Estados Unidos, al perder el control sobre esta arteria comercial, había renunciado a una de las llaves más importantes de su influencia en América Latina. La propuesta de Trump de recuperar el Canal por la fuerza resucita tensiones históricas de dominio, y coloca a Estados Unidos de nuevo en una postura de imperialismo que podría generar no solo una crisis diplomática con Panamá, sino también una serie de reacciones en la región.
A nivel global, un ataque militar o incluso una presión prolongada sobre Panamá podría desestabilizar la región. El Canal de Panamá no es solo un bien de interés nacional para Panamá, sino que es un recurso clave para la economía global. A través de él transitan mercancías vitales entre los océanos Pacífico y Atlántico, y cualquier perturbación en su funcionamiento afectaría de manera significativa las rutas comerciales y las economías de países no solo de América, sino también de Europa y Asia. La posibilidad de una intervención militar estadounidense en esta área podría desatar una crisis internacional, que obligaría a actores como China, Rusia y la Unión Europea a intervenir diplomáticamente para evitar el colapso de una infraestructura crítica para el comercio internacional.