Donald Trump lanzó el pasado miércoles una guerra comercial con todos los países a través de una serie de aranceles que entrarán en vigor casi de inmediato. Este planteamiento le puede costar mucho a EEUU. Los consumidores y las empresas americanos pagarán un alto precio por esta batalla. Hay quien se acuerda ya de la trampa de Kindleberger, en la que cayó EEUU la última vez que impuso altos aranceles. Un pensamiento que sugiere que la estabilidad del sistema económico internacional requiere un líder hegemónico dispuesto y capaz de proporcionar bienes públicos globales, como mercados abiertos y una moneda estable. Cuando la potencia dominante se repliega sobre sí misma, deja de ofrecer estos bienes públicos y adopta políticas proteccionistas unilaterales, el sistema se vuelve vulnerable a la inestabilidad y la crisis.