España, un mercado que se le atraganta a la francesa Orange
El operador de telecomunicaciones Orange tuvo en 2019 un beneficio neto de 3.006 millones de euros, el 53,8 % más que en 2018, con mayor facturación en África (8,8 % más), Oriente Medio (6,2 %) y Europa (1,7 %), aunque con bajadas en dos de sus principales mercados: el francés (0,3 %) y el español (1,5 %).
El resultado de explotación del grupo se incrementó el año pasado el 22,7 %, hasta 5.927 millones de euros, y los ingresos crecieron el 2 %, hasta 42.238 millones.
No obstante, registró descensos de ingresos en los grandes mercados de la operadora, Francia y España, donde la facturación cayó el 1,5 % en 2019, hasta 5.280 millones de euros.
En el último trimestre del pasado año, la operadora facturó en España 1.346 millones de euros, un 2,3 % menos que en 2018.
Este mal resultado se explica por el giro que ha dado el mercado hacia las tarifas de bajo coste, lo que ha afectado especialmente a los ingresos por servicios minoristas, segmento en el que Orange ha registrado una caída en 2019 del 2,9 %, hasta 3.760 millones de euros.
También descendió la facturación de convergentes (tarifas conjuntas para telefonía fija, móvil y conexión a internet), el 2,4 %, hasta 2.092 millones, e incluso más cayó el negocio de móviles, el 5,7 %, hasta 1.161 millones.
Sí aumentaron los ingresos por servicios de teléfonos fijos, el 1 %, hasta 501 millones, y la facturación por servicios mayoristas, el 11,9 %, hasta 901 millones.
El beneficio operativo de la operadora en España creció en 2019 frente al ejercicio anterior, al pasar de 555 millones a 626 millones.
El nivel de cápex (inversiones) bajó el 24 % hasta 812 millones, por la desaceleración en el despliegue de fibra óptica para hogares, mientras el ingreso medio por cliente llegó a 59,1 euros, tras subir 1,2 euros en 2019.
En una conferencia de prensa, el consejero delegado de la filial española del grupo, Laurent Paillassot, ha indicado que la estrategia en España pasa por un crecimiento en valor más que en volúmenes, por lo que eludirán entrar en «guerras de precios» en la gama baja de tarifas.
Así, no prevé extender las tarifas de datos ilimitados a sus marcas de bajo coste -Amena, Simyo y República Móvil-, ya que prefieren «ofrecer más servicios» en su marca convencional (Orange) y en la de segmento medio (Jazztel).
Orange perdió en el último trimestre de 2019 unas 25.000 líneas de banda ancha fija y terminó diciembre con unos 51.000 contratos de móvil menos que a comienzo de octubre.
Diego Martínez, director de B2C (el área de consumo) de Orange España, cree que ese descenso en clientes se debe a que el segmento del bajo coste está llegando a suponer el 40 % de las nuevas altas en el mercado español.
Orange continúa con la segregación del negocio de torres en España, que le reportó unos ingresos el año pasado de 185 millones, y tiene previsto crear una sociedad filial de infraestructuras en 2021.
Para el despliegue de la red 5G, Paillassot ha explicado que «seguramente» continuará con los proveedores de infraestructuras que tiene en la actualidad, incluido Huawei, pero no para el núcleo de los equipos, en los que tiene a Nokia y Ericsson.
En cuanto a la actividad bancaria del grupo, que ha estrenado en España en el año 2019 mediante la marca Orange Bank, este segmento de negocio registró unas pérdidas de 160 millones, 13 más que el año anterior.
Para el mercado español, el directivo ha señalado que mantienen la previsión de alcanzar en Orange Bank 55.000 clientes en su primer año en España.
Paillassot ha descartado «totalmente» recortes de personal en el grupo en España, pues requieren talento especializado para ser una empresa «más focalizada en los datos y más digital», y más sostenible ecológicamente.