Un trabajo publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) apoya un posible retraso del cierre nuclear, al considerar que el protocolo debe adaptarse a las condiciones reales de evolución del parque de generación, que no son las inicialmente previstas en 2019 cuando se pactó el calendario.
En una rueda de prensa celebrada este lunes, el autor del documento, Diego Rodríguez, ha asegurado que, en el estadio actual, «lo lógico y sensato» es ser «flexible» y no desconectar los dos grupos nucleares de Almaraz, por lo menos «en estos dos o tres próximos años».
Desde el punto de vista normativo «no es complejo porque es modificar una orden ministerial», ha explicado Rodríguez.
A su juicio, las circunstancias actuales justifican la modificación «no por el interés de los propietarios de las centrales, sino por el interés general».
El estudio marca el crecimiento de la demanda de la electricidad
El texto llama a plantearse si en un escenario de alto crecimiento de la demanda, particularmente, de la industrial, el despliegue de nueva capacidad renovable será suficiente y apropiado para sustituir la aportación nuclear, en especial si, «como es altamente probable, el almacenamiento no entra en el sistema a la velocidad prevista».
Para el autor, prorrogar la vida útil de estas centrales «permite reducir las necesidades que, hoy por hoy, sí o sí suplirían la menor producción nuclear, que sería una mayor entrada de ciclos combinados», instalaciones que utilizan gas natural para producir electricidad.
«Eso implicaría más emisiones de las previstas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) y mayores precios», ha apuntado.
A ese respecto, recuerda que el Pniec es una planificación estratégica, de medidas y políticas, que debe tener flexibilidad para adaptarse a situaciones no previstas inicialmente.
«Imposible» el objetivo en nueva eólica
En relación a las metas del plan, el autor considera que duplicar el peso actual de las renovables en el consumo final de energía será imposible si no se aumenta de forma decidida, en estos próximos años, su participación en el transporte y se avanza más rápido en la electrificación de la economía.
Sobre el despliegue de la generación eléctrica renovable, ve muy satisfactorio el avance en producción fotovoltaica, el cual permitiría cumplir con las aspiraciones del Pniec. No obstante, en su opinión, esa tecnología afronta incertidumbres.
Estas se centran en el impacto de la caída del precio realmente percibido por los generadores fotovoltaicos sobre las decisiones de construcción de plantas que ya disponen de los permisos administrativos y, sobre todo, en cómo repercutirá en aquellas instalaciones que no se encuentran tan avanzadas.
Distinto escenario de fondo encara la eólica, donde -vaticina- será «imposible» acercarse a los objetivos de despliegue de nueva capacidad debido a las dificultades en la tramitación administrativa.
La necesidad de reducir barreras burocráticas de la energía nuclear y otras energías
Rodríguez aboga por la reducción de barreras burocráticas, particularmente a la repotenciación de parques ya existentes, pues esta fórmula se traducirá en mayor generación por megavatio instalado.
Asimismo, insta a que se acelere la convocatoria de una primera subasta de eólica flotante, que agilizaría el aprendizaje en ese ámbito.
Tampoco parece que vaya a cumplirse el hito «tremendamente ambicioso» de hidrógeno que contempla el Pniec, «en línea con la imposibilidad» del fijado por la Unión Europea (UE), ha aseverado Rodríguez en su intervención.
En su trabajo, reconoce los avances regulatorios en curso y las ayudas procedentes del Plan de Recuperación. Pese a ello, lamenta la demora que arrastra el almacenamiento, clave para la transición.
Del mismo modo, llama la atención sobre el impacto favorable del almacenamiento en la reducción de costes vinculados al mantenimiento de la seguridad de suministro, que se han incrementado tras el apagón peninsular del pasado 28 de abril.
Revisión de la fiscalidad de la energía nuclear
En opinión de Rodríguez, para el avance de la descarbonización es imprescindible un mayor ritmo en la electrificación, a lo que debería contribuir la eliminación de los obstáculos al acceso y conexión de nueva demanda.
El autor recomienda avanzar en la revisión de la fiscalidad energética, un aspecto no tratado en el Pniec y que se topa con el inconveniente de no poderse apoyar en la revisión de la directiva europea, ya que esta no ha salido adelante.
Con todo, urge a eliminar el impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica, a reducir el impuesto especial de la electricidad y a igualar los tipos de gravamen en el ámbito de los hidrocarburos líquidos.