Sara Anguera. La industria automovilística europea enfrenta un panorama cada vez más desafiante debido a la creciente competencia de los fabricantes chinos y los cambios hacia la electrificación de la movilidad. Esta situación se complica debido a que la Unión Europea está tanteando la idea de ponerle aranceles a los coches que se hayan fabricado en China.
Debido al implante de estos aranceles, se crean varios escenarios especialmente complicados para los fabricantes de automóviles, algunos a favor y otros en contra de estos aranceles. Para entender completamente la situación, hay que ir parte por parte viendo las repercusiones del implante de estos aranceles.
En primer lugar, uno de los motivos por los que se busca el implante de estos aranceles es debido al precio de los coches chinos. Los nuevos modelos cuestan menos que los modelos europeos, lo que los hace mucho más atractivos para la población que busca adquirir vehículos a menor precio.
De hecho, Carlos Tavares, CEO de Stellantis, advirtió recientemente sobre la posibilidad de cierres de plantas en Europa, especialmente si los fabricantes chinos continúan ganando terreno y si no se implementan los aranceles.
Las exportaciones de coches eléctricos chinos ya representan el 20% de las matriculaciones
Por otro lado, Tavares señaló que los aranceles impuestos por la Unión Europea no detendrán la expansión china, ya que estas empresas podrían establecer fábricas en Europa aprovechando subvenciones estatales, lo que podría intensificar la presión sobre los fabricantes locales.
Paralelamente, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, hizo un llamado durante el Salón del Automóvil de París para que la UE brinde «apoyo y estabilidad» a la industria automotriz europea en este contexto de electrificación. La disminución de las ventas de vehículos eléctricos y el avance de los productores chinos han generado incertidumbre, llevando a los fabricantes europeos a solicitar una política industrial más robusta que ayude a contrarrestar esta creciente competencia.
Un informe del Banco de España también ha puesto el foco en la dependencia de la economía europea, y española en particular, de China, especialmente en sectores clave como el automotriz.
La expansión de las exportaciones de vehículos eléctricos chinos, que ya representan el 20% de las matriculaciones en Europa, es uno de los factores que ha generado preocupación. Este fenómeno podría replicar lo sucedido con la industria de paneles solares hace una década, donde los productores europeos se desplazaron por la competencia china debido a los mejores precios.
Con los aranceles, algunas marcas europeas se verán afectadas
Los recientes aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos chinos buscan equilibrar la competencia, pero podrían tener efectos secundarios no deseados, como un aumento de precios y una ralentización en la adopción de vehículos eléctricos en Europa. Además, existe el riesgo de que las empresas chinas instalen plantas en Europa, lo que incrementaría la competencia, pero también podría generar más empleo y producción local.
A su vez, algunas empresas como Seat, la cual cuenta con varias fábricas en China, podrían verse bastante afectadas por la implementación de los aranceles, haciendo que subiesen los precios de los vehículos y la marca perdiese mercado, ya que, de por sí, la marca Seat es conocida debido a sus bajos precios.
Al contrario, existe un temor bastante grande por parte de algunas marcas de coches a que China en respuesta a los aranceles ponga aranceles a los coches europeos en su territorio. algunas marcas de coches, como Opel que suelen vender bastantes coches podrían verse afectadas debido a estos aranceles ya que les haría perder bastante mercado.
Igualmente, hay gran parte de la población en España que suele preferir no comprar vehículos provenientes de China debido a que estos se ha comprobado que suelen contar con varios defectos de fabrica, así que habrá bastantes personas que no se verán afectadas por estos aranceles.
La situación es delicada, y la industria europea necesita actuar rápidamente para adaptarse a estos desafíos, mientras las empresas chinas continúan consolidando su dominio global en la fabricación de vehículos eléctricos.