Moody’s ve riesgos en China y baja a ‘negativa’ la perspectiva sobre su deuda
La agencia de calificación Moody’s rebajó hoy de «estable» a «negativa» sus perspectivas sobre la deuda de China ante el posible apoyo financiero del Gobierno central a las regiones más endeudadas, la ralentización económica y la crisis inmobiliaria.
Moody’s, que mantiene la calificación de la deuda china en el nivel A1, ve «cada vez más pruebas» de que Pekín dará «apoyo financiero» a los gobiernos locales y regionales que afrontan problemas en sus cuentas, lo que «representará riesgos para fortaleza fiscal, económica e institucional de China».
La firma hace mención específica a los canales informales de financiación conocidos como ‘vehículos financieros de gobiernos locales’ (LGFV), a través de los cuales las administraciones regionales chinas han acumulado una gran cantidad de ‘deuda oculta’ en los últimos años, algo sobre lo que Pekín ya ha mostrado su preocupación.
Los LGFV son entidades semipúblicas que fueron creadas para esquivar las limitaciones al endeudamiento de las autoridades regionales, y se extendieron por toda China tras la crisis financiera de 2008, acumulando una deuda total de unos 66 billones de yuanes (9 billones de dólares, 8,5 billones de euros), según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, más del doble que en 2017.
¿Una «transición ordenada»?
Asimismo, Moody’s ve un aumento de riesgos en las perspectivas de que el crecimiento a medio plazo se ralentice de manera «estructural y persistente» y en la «reducción en curso» del peso del sector inmobiliario, sumido en crisis desde hace dos años y cuyo porcentaje del PIB se llegó a estimar, sumando factores indirectos, en casi un tercio.
La firma también cita desafíos a la hora de elaborar medidas que favorezcan un ajuste económico al tiempo que se previenen los ‘riesgos morales’ y se limita el impacto sobre los balances soberanos.
Pese a ello, Moody’s cree que China goza de los recursos financieros e institucionales suficientes como para «gestionar esta transición de manera ordenada», y que el gran tamaño de su economía también supone una protección de cara a absorber estos riesgos.
Estos citados factores figuran entre los citados por la firma a la hora de explicar la decisión de mantener la calificación de la deuda china en su actual nivel.
La baja demanda nacional e internacional, riesgos de deflación y estímulos insuficientes, junto con una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo y una falta de confianza en el sector privado son las principales causas que esgrimen los analistas para explicar lo que ocurre en la segunda mayor economía mundial tras los años del ‘cero covid’.
China, «decepcionada» con la decisión de Moody’s
En un comunicado citado por la prensa local, el Ministerio de Finanzas del país asiático cargó contra la rebaja: «Estamos decepcionados con la decisión de Moody’s».
La institución asegura que la economía china todavía presenta una gran capacidad de resistencia y de potencial para desarrollarse, y que los «fundamentos positivos a largo plazo» no han cambiado, al tiempo que califica de «controlable» el impacto de la crisis inmobiliaria sobre las cuentas públicas.
Acerca de la cuestión de las deudas regionales, Finanzas afirma que ya se ha detenido la «expansión ilegal y desordenada» del pasivo de las administraciones en cuestión y que la escala de la ‘deuda oculta’ se ha reducido, por lo que considera que «se están mitigando los riesgos».
El Ministerio ve una «tendencia positiva» en el último trimestre de 2023 para la economía china, la cual, asevera, seguirá siendo un «importante motor» del crecimiento mundial.
Moody’s cree que China crecerá un 4 % en 2024 y 2025 y que, entre 2026 y 2030, la tasa de expansión de su PIB estará de media en un 3,8 %, cayendo a en torno a un 3,5 % hacia 2030 por factores estructurales como el envejecimiento de la población.