El consejero delegado de Seat y Cupra, Wayne Griffiths.

Seat sigue metiendo miedo sobre las consecuencias en su negocio de los aranceles a China

Seat apostó fuerte por China en su estrategia de negocio. La filia española de la multinacional alemana Volkswagen decidió fabricar allí el Cupra Tavascan eléctrico por unos coste, mano de obra incluida, más baratos. Pero, gran parte de la industria del automóvil europea, que ve como se desangra ante productos más baratos subvencionados, ha reaccionado ante la competencia desleal de China y la UE se decidió por los aranceles ante el gran daño que esta situación estaba provocando entre los fabricantes con plantas en el Viejo Continente. Seat ahora tiene un grave problema y su forma de presionar es metes miedo en términos de empleo e inversiones,

El consejero delegado de Seat y Cupra, Wayne Griffiths, está en campaña, una campaña que se ha intensificado en las últimas semana y cuyo último episodio es una entrevista en el periódico catalán La Vanguardia. En ella asegura que, si Seat renunciase a producir el Cupra Tavascan que se fabrica en China porque los aranceles europeos lo hacen insostenible, «se dejarían de producir hasta 100.000 coches de combustión al año para compensarlo».

En la entrevista que este martes publica La Vanguardia, Griffiths ofrece esta estimación acerca del impacto potencial que puede llegar a tener el problema de los aranceles con el Cupra Tavascan en términos de producción.

El consejero delgado de Seat y Cupra, Wayne Griffiths, que decidió producir el Cupra Tavascan en China por los menores costes, incluida la mano de obra, está desplegando una fuerte campaña contra los aranceles de la UE al país asiático, cuyas empresas compiten a bajo precio con las europeas, lo que daña a la industria y el empleo en el Viejo Contienente

Estos aranceles de la UE a la importación del Cupra Tavascan suman actualmente un 30,7 %, del cual un 10 % ya estaba previsto anteriormente y un 20,7 % se ha fijado de forma adicional.

Preguntado por si todavía hay opciones de rebajar estos aranceles, Griffiths afirma: «Tiene que haber, porque si no, no podemos seguir con este coche. Es insostenible para nosotros. Estaremos perdiendo cientos de millones de euros este año por estos aranceles. Y la única manera de evitarlo sería parar esas ventas».

«Pero si lo hacemos, nos falta una gran parte de compensación del CO₂ de los coches de combustible que estamos haciendo en Martorell. Entonces habrá que bajar la producción de coches de combustible en Martorell», añade.

A finales de enero, el comité de empresa de Seat cifró el impacto en la producción de la planta de Martorell del problema derivado de los aranceles en unos 50.000 coches, es decir, en torno al 10 % de la producción total de Seat, ya que el año pasado, por ejemplo, la fábrica produjo unos 481.000 vehículos.

Sin embargo, Griffiths comenta que esa cifra resulta «conservadora para compensarlo todo» y argumenta que la pérdida de un vehículo eléctrico supondría «compensar con dos o tres coches de combustión menos».

«Si dejamos de producir todos los (Cupra) Tavascan, se dejarían de fabricar hasta 100.000 coches de combustión al año para compensarlo», añade.

Por otra parte, Griffiths reitera la advertencia que hizo el viernes pasado de que están en riesgo unos 1.500 empleos en la compañía y otros 10.000 empleos indirectos en el caso de que no se rebajen los actuales aranceles europeos al Cupra Tavascan, e insiste en que debe hallarse una solución con la UE durante el primer trimestre de este año.

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